Nunca la humanidad se ha enfrentado a un desafío semejante. En realidad es una tarea más propia de héroes que de humanos. Se trata de lograr rectificar el clima del mundo ¡¡¡Un clima que ya hemos modificado…para muy mal!!!. Si queremos lograrlo tendremos que cambiar, en muy poco tiempo, nuestro modelo de producción, de consumo y de distribución.
Sin embargo, un grupo muy poderoso de cuatro de jinetes se oponen. Uno es la inercia. Cualquiera, con la sola comparación entre sus propósitos personales de cambio y lo que realmente logra en su particular confrontación contra sus costumbres, sabe que esa es una fuerza muy poderosa. La fuerza de la inercia en una sociedad no es menor que la fuerza de la inercia personal.
Otro freno poderoso son, como ya diagnosticó Benavente, los intereses creados. Siempre alguien se beneficia de que las cosas sigan como están. Esos “álguienes”, con nombres y apellidos de empresas estadounidenses, están detrás, como todo el mundo sabe, de la resistencia de la Administración Bush a la ratificación del Protocolo de Kyoto.
Un tercer freno es, en mi opinión, el cortoplacismo en el que se mueven los gobiernos en todo el mundo. Muchas decisiones se dejan de tomar pensando en las próximas elecciones. Ese “tempo” político contrasta sobremanera con el tempo del clima, con los plazos de la naturaleza.
Y un cuarto jinete en esa “coalición “ que actúa cada día a favor del cambio climático y aumentando las emisiones es, sin duda, el enfoque nacional de cada gobierno. El cambio climático se ha gestado globalmente y globalmente se debe afrontar, pero la realidad es que, en general, cada gobierno se plantea su concreta política anteponiendo sus intereses particulares a los intereses del planeta.
Estos cuatro jinetes no son fáciles de vencer. Se necesitan buenas estrategias, pero, sobre todo, se necesitan personas DETERMINADAS a pelear contra el cambio climático.
Una buena porción de esas personas nos reunimos hace poco en Nueva York, en la Sexagésima Conferencia de las ONGs con estatuto de entidades consultoras de Naciones Unidas dedicada a la lucha contra el cambio climático. Participamos 1726 personas, representando a 500 organizaciones de 62 países.
En la declaración final se llamó una vez mas a todos los gobiernos, al gobierno Bush especialmente, a que ratifiquen el protocolo de Kyoto, a que creen con urgencia potentes incentivos económicos para premiar a los que caminen hacia la sostenibilidad y para castigar a los que más contaminan…
Pero , sobre todo, los participantes salimos convencidos de que , si se quiere vencer a los cuatro jinetes que alimentan el cambio climático, la sociedad civil debe implicarse a fondo: para presionar a los gobiernos, para premiar o castigar a las empresas, a través del consumo responsable y para “barrer el trozo de acera” que nos corresponde como corresponsables que todos somos del cambio climático. La batalla ya ha empezado…
