Un pareja amiga de Galicia me sube a su velero. Un velero que arreglan ellos mismos, un velero para vivirlo, no para enseñarlo. Compruebo, embobado, otra vez el placer enorme de ser movido por el viento. Oigo la jerga marinera: estribor, babor, amollar, proa, popa, la genova, …..Disfruto de lo raro….soy de tierra adentro y el mar nos enamora y atemoriza a un tiempo.
Absorto por el paisaje de la costa y el agua inmensa, pienso a ráfagas en la fuerza incansable del mar, las mareas, las olas… en el reiterado maltrato que le propinamos, en las contaminaciones diarias que le hacemos tragar contra su voluntad…
Qué lejos tenemos el mar los de tierra adentro…y , como saben los científicos que lo estudian, cuánto le debemos….en una deuda creciente …que no acabamos de saldar nunca.